Fue de poco a poco, entre callejones, buses , lomas y escalones como se fue organizando esta conquista de la ciudad. No fue fácil, pero a través de los años grupos de empíricos guerreros se tomaban bibliotecas y sitios de alta concurrencia para reclutar a mas y mas batalladores de las calles de esta Medellín de los ochentas. Después de estos tiempos entre bombas, balas y muerte en la ciudad, se abría paso intempestivamente en todos los barrios, este ejercito, un ejercito cuyas armas eran las rimas, las grabadoras y los aerosoles; cuyas explosiones eran beatboxes y claps, cuyo manual de movimientos estaba en algunos videos de B-Boys y raperos extranjeros y cuyos uniformes no eran mas que algunas camisetas y pantalones anchos. Un ejercito de jóvenes que creyó en la cultura y la paz, que creyó posible un mejor futuro para Medellín y que se tomo las esquinas, los colegios y hasta las tarimas mas importantes para expandir a todos lados esta increíble cultura, la cultura Hip Hop.
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